Por: Abraham Levy
Perú21, 7 de noviembre de 2020
Nuestro campo depende del agua. El agua de la inversión. El Perú produce gran cantidad de agua entre diciembre y abril en forma de lluvia. Hay que retenerla. Es la única forma de sostener el desarrollo.
Nuestro campo está muy manoseado por intereses de todo tipo que tratan de quitar a unos y dar a otros. Siempre ha sido así.
El Perú que recibirá la administración que se instale en 2021 es una potencia exportadora hortofrutícola de nivel mundial.
Hoy se suman miles de pequeños agricultores a la gran cadena exportadora.
Pero todo y todos dependen del agua.
Nuestros embalses en el norte están atravesando una circunstancia crítica. Tienen poca agua y, además, dos de ellos pierden rápidamente su capacidad de almacenamiento por el arenamiento al que están siendo sometidos año a año. El embalse del Proyecto Olmos ha perdido más de la mitad de su capacidad y Poechos, que debe atender cada vez más siembra, tiene una suerte similar pese a las obras para incrementar su capacidad de almacenamiento. La arena que escurre reduce sus capacidades de embalse.
Para ampliar la producción, hay que represar en zonas altas para evitar arenamiento o utilizar más intensamente las aguas subterráneas. Allí está la reforma que necesita el agro, el resto son discursos.
